miércoles, 18 de mayo de 2011

Retomando.

Toca retomar… después de un parón tan largo, cuesta arrancar de nuevo, pero el descanso y el trabajo en otros temas, también hacen tener una nueva visión de lo que hemos hecho. En todo caso, no está de más pedir perdón por este abandono.

Faltaba reflexionar tras la vuelta de Colombia, vinimos entre las nubes y ahí nos quedamos, en una nube, o mejor dicho, ahí se quedó la experiencia mientras nosotros descendíamos bruscamente a la “realidad” que nos ocupa, la universidad. Y sin darse uno cuenta pasan meses y, aunque poco a poco se va avanzando, sigue quedando mucho en el fondo.­

Retomamos el tema entonces y en mi caso, tengo que decir que me ha venido bien para ver con otros ojos la experiencia. Ahora mi perspectiva ha cambiado, de hecho, leer ahora algunos documentos escritos desde allí se me hace muy extraño, era otro, como diría Iván, un tal Imanol.

Se me ocurren tantas cosas sobre las que poder escribir que no sabría por cual empezar. Gente que echo de menos, lugares que no se borran de mi mente, posibles cosas que me gustaría estar haciendo, o simplemente que me gustaría volver, no sé si para reencontrarme con el Imanol de allí o para crear una nueva versión. La cuestión es que de mí sale mucho, demasiadas sensaciones, difícilmente plasmables en palabras, o lo que es peor, en palabras digitales…



Por suerte o por desgracia no soy muy dado a tener un blog, bueno, a decir verdad, como habéis podido comprobar, si soy dado a tener blog, varios además, la cuestión es continuarlos… no es lo mío, creo que el récord con ya cerca de un año lo tiene este y espero poder revivirlo y volver alimentarlo, aunque eso no puedo prometerlo.

Desde esta posición en la que me ha colocado el tiempo, me he dado cuenta de que a pesar de que la distancia física es la misma, desde aquí me parece mucho mayor. Quizás sea porque la posibilidad de regresar ahora mismo se ve complicada, aunque sigo teniendo igual de claro que algún día lo haré. Sé que Colombia sigue teniendo los mismos atractivos que tenía cuando llegué y cuando la dejé, aunque desde aquí quedan ocultos, como si nadie los conociera y eso me entristece.

Resumiendo. A día de hoy, no me considero diferente a cuando empecé este blog, en todo caso, me considero el mismo pero mejorado. Cuando empezó todo esto sabía que necesitaba algo así, y no me equivocaba. Hoy, mi mente un poco más desenmarañada se dedica de pleno a terminar una carrera “reconducida” gracias a esta nueva visión. No sé lo que me deparará el futuro, de lo que estoy seguro es de que hay demasiadas cosas que me gustaría hacer como para acabar haciendo algo que no quiero.

No puedo cerrar sin antes agradecer una vez más el cariño que se me dio. Gracias a toda la gente que conocí, pero sobre todo a toda la gente que me acogió, que me ofreció un pedazo de su vida para compartir y que me respaldó constantemente durante los dos meses que pasé por allí, y los anteriores y posteriores por aquí. Tenéis un pequeño hueco en alguna parte dentro de mí (tuve que engordar para dejar espacio). Igualmente, si has llegado hasta aquí, te mereces un aplauso y te tengo que dar las gracias por seguirme hasta este punto. Nos vemos en la próxima estación.

jueves, 9 de septiembre de 2010

You are a very important person...

Vuelvo tras varias cortas semanas y pocas conexiones a la red. Y vuelvo con un título en inglés, a que viene ese título os preguntareis… a que me lo dijo el avión, en concreto la cartilla que decía: You are a very important person in this flight o lo que es lo mismo en español de España (joder tío): Usted es un pasajero de vital importancia para este vuelo… (a mi me parece que vital es todavía más importante que very important, pero ese no es el tema) y seguía: le ha sido asignada una silla en una ventanilla de emergencia… qué responsabilidad! Aclarado el tema, podemos continuar. El porqué de utilizar el inglés lo explica el que en ese mismo vuelo escuché mucho más inglés que español, parecía que íbamos a New York… pero no, íbamos a Cartagena. Y la llegada fue más desconcertante porque no hacía más que encontrarme españoles, hasta seis o siete que recuerde…


Antes de todo esto, el día de partida de Neiva empezaba bien temprano, sobre las 5 de la mañana, últimos preparativos de equipaje y camino al aeropuerto… adiós con mucha tristeza a este magnífico lugar, adiós a la gente que me hizo pasar un mes inolvidable, sobre todo a esos niños y niñas… adiós… o mejor dejémoslo en un hasta pronto... El avión, como el que me llevó hasta allí hacía algo más de un mes, pequeñito, como un autobús con alas. Por qué digo esto, porque en Bogotá llegó EL AVIÓN, nunca me había alegrado tanto un trasbordo y nunca me había dado tanta pena (pena de tristeza, no de vergüenza) que el viaje durara tan poco, ya podía ser parecido el que nos lleve de vuelta a casa… Bueno y como esto no es un anuncio de la compañía, dejo de alabar a Avianca y llego a Cartagena.


Un poco raro eso de tener calor, volar, aterrizar, tener frío, volar, aterrizar y casi morir en el intento al bajar del avión (el bueno) en esa sauna que llaman Cartagena… así es Colombia… un país de contrastes (y lo digo sintiendo los pies congelados por el frío de Bogotá). Quien haya estado alguna vez en una sauna sabrá de lo que hablo cuando digo que allí el aire quemaba, así que intenté hacer los mínimos movimientos, desplazándome en cámara lenta conseguí llegar… Allá estaba Nyria, pasando frío mientras me esperaba.

Llegamos a su casa y con el inglés de los compañeros de vuelo todavía en la cabeza, me viene un “Oh! My god…” que no llega a salir en forma de palabras pero que seguramente mi cara expresó… ventana grande, hamaca y en frente (a 4 carriles y unas rocas de distancia para ser exactos) el majestuoso Caribe… (el mismo de las palmeritas y las aguas cristalinas, aunque no lo parezca). Lo siguiente fue hacer fotos, bueno no, lo siguiente fue cerrar la boca y recoger las babas, después hacer fotos…


Lo anterior en la semana había sido casi una despedida constante, cerrando las cosas empezadas o al menos acordando la forma de cerrarlas con el compañero y amigo Fredy y la compañera y amiga María Ilse. Recordando lo hecho y lo “por hacer” en alguna próxima visita, esperemos no muy lejana. Perdónenme el desorden, sí, acabo de volver a Neiva, se les echa de menos…

Llegué a Ovejas (después de Neiva y Cartagena, ordenemos) tenía ganas de ir, sobre todo de alejarme un poco de ese horroroso sonido de las olas, esa fastidiosa brisa de mar, esos horribles atardeceres en el horizonte y ese ambiente aburrido que me acompañaron en mi fin de semana en Cartagena, los chorros de sudor al final eran lo de menos. Conocí a su gente, conocí la emisora San Francisco Stereo y disfruté de su ambiente en este corto tiempo que pasé… entrevisté a toda persona relacionada con la emisora que pude y me encariñé sobre todo con dos personas que fueron como mamá y papá, por eso tengo que agradecerles las dos buenas semanas que me hicieron pasar Sixta y Antonio (y también todos los demás).


De vuelta a Cartagena (y más tarde a Bogotá) empiezo a ser consciente de que esto se acaba, que me hubiera gustado hacer muchas cosas más y hasta me empieza a parecer que he hecho poco, me siento un poco irresponsable… y me da pena (pena de vergüenza, no de tristeza) no cumplir… (déjenme otro mes y lo arreglo). Me entristece tener que marchar, pero al mismo tiempo me alegra pensar que pronto volveré a ver a mi familia, ésa que hasta esta ocasión no se había separado de mí más de una semana… Al mismo tiempo se apoderan de mí las ganas de regresar y sé que lo haré, encontraré la forma de estar aquí de nuevo lo antes posible (hablando con mi madre se lo decía y su cara era un poema…). Empieza a sonar a despedida y lo es… de los dos mesazos que veía hace un tiempo ya queda menos de una semana… ¿solo? Mejor pensar que todavía queda dos días y medio por disfrutar de este país.


P.D: Pido perdón a todas esas personas que esperaban seguir en contacto conmigo y se han podido ver decepcionadas, abandonadas, olvidadas… demasiado tiempo sin una llamada, un mensaje o un correo, no es fácil estando todo el tiempo en movimiento y en muchos momentos sin acceso a internet. No ha sido fácil ni siquiera contactar con mi familia (saludos para los y las que ya estarán de vuelta de las vacaciones en sus respectivos trabajos), así que mírenlo por el lado positivo, les he tratado igual que a mi familia… Sepan que estoy bien y que cuando tenga tiempo volveremos a estar en contacto, no me olvido de nadie… y si me olvido, que me lo recuerde…. ¡Abrazos!



P.D.2: Saludos a los seguidores y seguidoras de este blog, no serán muchos y muchas pero si importantes y además han ido aumentando a lo largo de estos meses (espero que no emigren al de Ana ahora que lo actualizó… es broma), gracias por leer tal cantidad de tonterías que no creía que podían tener el menor interés… gracias por la atención, por la espera y por las peticiones de nuevas entradas, bajo presión rindo mejor.


P.D.3: Aunque no sea una carta, esto de hacer posdatas siempre queda elegante... no puedo cerrar la entrada sin felicitar a doña Lina por su estreno… creo que una de las claves de esa decisión fue el momento en que le pedí ayuda para lavar mi ropa, cambió su modo de pensar y decidió no lavar más a mano. Jhovany, házselo llegar… y también un abrazo enorme.


Esta entrada fue escrita entre Cartagena, Ovejas y vuelta a Cartagena, pensada desde Neiva y revisada en Bogotá. De sur a norte acabando en centro; de interior a costa y vuelta a interior; de calor a más calor y terminada en frío. Una locura de entrada que no terminaba de entrar…

martes, 17 de agosto de 2010

Autopista a Íquira… (y un cajero, por favor)


Lo de autopista va con mala intención, si, lo tenía que decir, me dolió el cuello bastante, gracias a la carretera que nos llevó a ese bonito pueblo… lo del cajero también, aunque aquí también pequé un poco de pardillo… o de europeo excesivamente civilizado, si es que se puede utilizar esa palabra para definir al que va sin dinero porque se piensa que va a encontrar un cajero en cualquier lugar del mundo… pues eso, un pardillo civilizado, parece mentira que sea de pueblo.


Después de esa rápida denuncia, tocaría el momento ahora del saludo protocolario, de lo más interesante de la ceremonia de posesión de hace unos días del nuevo presidente de Colombia… a la altura de la lista de convocados de la selección para el mundial o las votaciones de eurovisión… pero mejor lo dejo antes de dormirme en el intento. Solo esto para mencionar ese que se supone momento importante para un país, y que aunque lo sea en las “altas esferas”, por abajo, entre la gente de a pie parece dar la sensación de que todo seguirá siendo igual.


En esta ocasión toca recordar otra de mis frases destacables… “hay de todo”. Sobre todo como respuesta a las preguntas: ¿Qué te parecen las mujeres colombianas? y ¿cómo son las españolas? No me gusta generalizar… hay mujeres muy guapas y otras… no tanto (por decirlo con suavidad). También para responder a la pregunta ¿en España sois altos, verdad? No, ya me veis… es decir, hay de todo, como en el Carrefour, o Carrefour Chévere como se llama por acá… original el nombre… estoy pensándome traer Eroski y ponerle: Eroski Bacano (entiendo que esta gracia pueda ser únicamente para mi, porque por Colombia no sabrán lo que es Eroski -supermercado bastante conocido de Euskadi y España- y los vascos y vascas ni habrán oído hablar de la palabra bacano -bueno, mejor que chévere-).


Hablar de supermercados me recuerda algo gracioso que vi en Bogotá en el que creo que fue nuestro primer paseo (otra palabra que tiene tema), una carnicería con nombre muy original (en este caso de verdad), el nombre en cuestión era: Carnefour… ya me imagino: lleve dos pollos y el tercero a mitad de precio… pena de foto que se nos escapó por no llevar la cámara...


Vuelvo a Íquira, sobre todo para agradecer… agradecer la familiaridad con la que se me ha tratado, las facilidades que me han dado para todo, los buenos ratos que me han hecho pasar, los sitios que he podido conocer y en general, la buena semana que me hicieron pasar… ya se me va pegando lo del verbo en pasado, una de las grandes diferencias junto con el ustedes/vosotros entre el español de España (joder, hostia, tío… así es como lo intentan imitar con clara influencia del doblaje español cinematográfico exagerado) y el español latino chévere… que me deja el vocabulario como asignatura pendiente, tarea de la semana: aprender a decir “q’hubo parce” para saludar… Bueno, solo puedo decir cosas buenas de este pueblo… me encantó… su gente, su situación entre montañas, su tranquilidad (que me recuerda al mio)… y también su emisora comunitaria Íquira Estéreo, un gran ejemplo para mi que no conocía de cerca este tipo de trabajo que me sorprendió simplemente por lo que es, lo que debería ser una emisora comunitaria, con gran participación y un vínculo directo con las personas del pueblo y los temas de su interés.


Y por último, un pequeño detalle más, por fin me llevaron a la piscina… o mejor dicho, me llevaron a un parque acuático por “cansón” y para que me aburriera de agua… querías piscina, pues toma piscina y media… Un gran día en remojo y entre toboganes con la buena compañía de María, su hermano Elías y su amigo Alex. Y por supuesto, volví quemado. Gracias María, ya me puedo ir tranquilo de Neiva (aunque no me alegre tener que dejar esta ciudad y a esta gran gente).


Y no, esta vez no hay tanto humor porque mis entradas cada vez me recuerdan más a un monólogo y me temo que “mi hermano” (reciente segundo puesto en Sábados Felices de Caracol) está influyendo en ello, aunque sea indirecta e involuntariamente y se sentiría ofendido como humorista. Mis felicitaciones desde aquí para Jhovany (porque sé que me lee).


Me dejaba algo, otra felicitación, pero ésta de cumpleaños, para ese pedazo de mí que apareció en mi vida hace 19 años y nunca se separó, ni siquiera estos días a más de 8.000 kilómetros. Para ti Lidia, te deseo lo mejor en este día y en tu vida, que seas muy feliz… y no te olvides de tu hermano, ya sabes, te toca comer dos trozos de tarta…

lunes, 2 de agosto de 2010

Desde Neiva, desde casa...





Hace calor y el calor no me gusta. Pero ya son dos semanas las que llevo en Neiva y siento que llegué ayer… eso significa que estoy soportando el calor, o al menos no está siendo un factor que haga que los días me parezcan eternos, basta con hacer algo que lo quite de mi mente.

Dos semanas en las que he vivido de todo y me atrevería a decir que a excepción de las picaduras de “zancudo”, todo ha sido bueno… o muy bueno. Probablemente éstas sean mis palabras más repetidas desde que llegué, cada vez que me preguntan qué me pareció el almuerzo, cómo estuvo el día, etc. Ya que empecé con mis palabras, sigo con autocrítica y es que hay otra de mis frases típicas que ya se hizo célebre, es el “me da igual”… y me tengo que defender diciendo que sinceramente, me da igual, si me dicen que vamos a pasear, paseemos, si me dicen de tomar, tomemos, al baloncesto (o basquetbol), basquetboleemos, a almorzar, almorcemos, si me dicen de ir a la piscina… bueno, este tema mejor no lo toco… porque aunque “me dé igual”, no sé si algún día conseguiré ir.


Y los días vuelan, entre preparaciones y talleres, entre el no parar de semana de trabajo, para fin de semana de descanso ajetreado. Hay días marcado como especiales, pero todos tienen algo especial.


Tengo que mencionar las mañanas, sobre todo las formas de despertarme, hay cuatro opciones: La primera es Olímpica Stéreo con la voz de mi hermano adoptivo (bueno, el adoptado soy yo) con su humor mañanero (opción agradable). La segunda es la alarma del “celular” (no es muy agradable, pero si se queda a una hora y no se quiere llegar con puntualidad colombiana, hay que hacerlo). La tercera es el incansable e incesante vallenato sonando en todo el barrio desde la radio de alguna casa (agradable a medias, cuando quiero dormir, no). Y por último y más desagradable... Rey, mi querido compañero (casi de habitación porque le gusta dormir bajo mi cama), que nos “alegra” muchas mañanas con sus ladridos descontrolados contra todo lo que se mueve en la calle… que se le va a hacer, es un perro y a él también “le da igual” despertarnos.


Para dejar de rascarme, hablaré ahora de repelente… traje dos opciones complementarias, para repeler los mosquitos y repeler el sol (o más bien protegerme de él). Pues bien, a día de hoy estoy coloreado por zonas (destacan brazos, cara y cuello rojos) y mis piernas parecen un mapa en relieve de la superficie de Marte (pero con pelos). ¿Qué es lo que pasa? No, esto no me da igual… lo que pasa es que soy un “tío” (palabra más utilizada para imitar a un español) olvidadizo… si, está bien utilizar el repelente al volver a casa, hasta huele bien, el problema es que los mosquitos ya se quedaron con mi sangre y dejaron su huella. Así que, mi consejo es, repelente y protección solar antes de salir, para eso están… Aunque también tengo que aclarar una cosa, en la bolsa en la que se quedan los botes de repelente y protector, nadie se ha quemado, ni ha sido picado… el bote de champú y el cepillo de dientes están perfectamente cuidados.


Al final, con tanta historia, parece que los niños (tanto los de la Minga del Sol, como los de la radio escolar) son lo de menos, pero no es así. Por ellos y gracias a ellos estoy aquí, viviendo todo lo que vivo día a día. Son los importantes en todo esto, la salsa sin la que esta comida dejaría de ser lo mismo. Y lo mejor de todo, el placer de verles disfrutar con cada cosa que haces con ellos
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miércoles, 21 de julio de 2010

Perdonen la demora... estoy en buenas manos...


Así es, me demoré tanto que ya estoy en Colombia y no solo eso, ya llevo 12 días por acá... y me siento como en casa.
Dedicaré esta entrada entonces a contar cómo han sido estos primeros días, decir que mi llegada, recibimiento y adaptación han sido increíbles, no podía haber empezado mejor.
Después de unos agradables y relajados días en Bogotá (a pesar del caos de la ciudad) con la buena compañía de Gladys, Iván y Ana, encontrarme de buenas a primeras en un entorno como ese, entre montañas, con tanta buena gente junta... con indígenas que mostraban sus ritos y nos hacían participes de los mismos es algo que no creo que haya dinero suficiente en el mundo para pagarlo, me siento muy afortunado.
Pues me tocó estar ahí. Dormir en el suelo, compartiendo tienda (o carpa como dicen por acá) con un amiguito de la Minga del Sol y dos chicas de San Agustin, ducharme con agua helada cada mañana o cubrirme de barro gracias a la lluvia no fueron ni siquiera ligera molestia para todo lo que disfruté.
Antes de eso, llegué a Neiva con un calor asfixiante y en compañía de Fredy, Diego y Fabian, subí a un taxi hasta "el terminal" y de ahí una "buseta" hasta el terminal de Pitalito. Fue allí donde disfrute de la victoria de España mientras comía algo parecido a sopa que no sabría describir exactamente, me daba igual, tenía hambre y ganas de ver el partido. Desde Pitalito, una camioneta nos acercó a San Agustin. No he parado a contar que en esa buseta de Neiva a Pitalito hubo historia para rato, y es que son escenario perfecto para que sucedan todo tipo de historias... la primera nos dejó tirados por recalentamiento del motor, pero antes ya nos había tocado parar varias veces para refrescarla con agua y para entablar relaciones (casi íntimas, por hasta donde tocaron) con el ejército, fue una de las "famosas" requisas, que yo desconocía y cuyo nombre me invito a pensar que me iban a dejar sin nada... cosas del lenguaje.
Nueva buseta (lo de nueva por decir algo) y nueva requisa... ya estabamos en Pitalito, avancemos mejor, ya estoy en San Agustín porque en ese trayecto no hubo contratiempos, ni requisas, ni calentamientos... y este es el momento en que me doy cuenta de que me estoy alargando y os tengo que decir que si quereis dejar de leer lo podeis hacer, la historia ya no tiene acción, solo tranquilidad y grandes dosis de energía positiva.
Llegamos en medio de una charla-coloquio en una maloca (otra palabra que desconocía), y nos tocó presentarnos ante ese público, parecerá mentira pero no me costó, me sentí muy bien en aquel lugar con aquella gente. Después de cenar llegó la noche de regiones, turno para el Cauca: comidas típicas, danzas, artesanías, proyectos que realizan, todo muy agradable... a estas alturas mi nombre ya no era Imanol, era España a secas... luego pasaría a ser el español, el vasco, emanuel, imanuel, imano, ivanov... y estoy seguro que después de todos esos días habrá gente que todavía no sepa como es exactamente. Pues a España por ser España le regalaron muy amablemente algunas cosas típicas de la región, un detallazo por su parte.
Los días transcurrian amenizados por todo tipo de talleres y dinámicas y las noches eran para cada región: el lunes para Bogotá (con Escuela Viajera y Pequeño Trabajador, a quienes me gustaría ver en mi vuelta a la capital, si el tiempo y las circunstancias lo permiten, siempre que Iván esté de acuerdo), y el martes para el Huila, con muchos de los que estuve, estoy y estaré este tiempo. Perdon por no darle el toque de humor, pero es que esto se alargaría el doble y ya me parece tostón para el lector y las lectoras. Del campamento diría muchas cosas más pero se podría resumir con la despedida según el rito indígena a cargo de un compañero del que no recuerdo el nombre (mejor no decir nada que acabar llamandole Ivanov...). Bueno, consistía en hacer un circulo con toda la gente participante en este campamento y avanzar de uno en uno estrechando las manos, dando un abrazo y diciendole unas palabras a cada uno... a muchas de las personas les brillaban los ojos al hablar a cada uno, yo me contenía a duras penas viendo que todos y todas tenían alguna palabra para mi, hasta que llegó el pequeñajo del grupo (Dubán, de 10 años, de Bogotá), él no tenía palabras para mi, pero sus lagrimas consiguieron que yo acabara igual que él... teniendo que secar mis ojos... realmente emocionante la ceremonia.
Después de esta despedida era hora de marchar, como dijo un compañero de Juraco, aquí se va llendo la gente y nos quedamos solo los feos... pues si, y los feos nos quedamos no solo un rato más, si no que aceptamos la invitación de una compañera, colaboradora de Juraco y residente en San Agustín y nos quedamos a pasar "una noche más" en su casa, se convirtieron en algunas más, y es que ese pueblo tiene algo mágico que atrapa a todo el que llega. Por el día, un poco de turismo, por la noche un poquito de "rumba" y pronto a la cama que al día siguiente partimos hacia Neiva, o el siguiente, o el siguiente... compartiendo días y noches con gente maravillosa que nunca olvidaré. Poco a poco ibamos abandonando el lugar, hasta regresar los dos últimos el domingo.
La llegada a Neiva, calurosa... por ahora poco más puedo decir... mi nueva familia, la de Nyria, muy buena, me esperaba ya con ganas. Me reuní con María para ir viendo y concretando un poco el cronograma adecuandonos a las necesidades y posibilidades.
Pues hasta aquí puedo contar, espero no haberos aburrido demasiado.

lunes, 28 de junio de 2010

Descubriendo una ventana, un día normal...


A diez días de volar y ya completamente centrados en el tema, es buen momento para empezar a recordar el camino que nos ha traído hasta aquí (y que por supuesto, nos llevará hasta allí).


Como hace mi compañera Ana, buscaré los momentos que de alguna forma hayan marcado este trayecto, o simplemente me limitaré a dar mi punto de vista de los que ella comenta, eso si, sin la destreza para la redacción y la magnifica mirada personal-periodística que tiene ella.


Empezaré por un martes normal, en el que daba una clase normal, en el mismo sitio de todos los martes normales, todo normal, hasta el normal descanso que trajo a varias mujeres (también normales) a contarnos “algo”, el hecho de ser el descanso entre hora y hora les hizo no llegar a entrar del todo en clase sino quedarse casi en la puerta hablando con varias compañeras de clase y el mismo hecho hizo que yo las sorteara para salir a tomar el aire… algo normal en mi.


Al volver a entrar empecé a escuchar, pero me enteré de bastante poco. Escuché que varias compañeras se iban a apuntar a ese nosequé, me dieron un bonito papel amarillo y me empecé a enterar… Ya en casa, por email pregunto dudas, me responde una tal Mónica, le envío mis datos y, sin darme cuenta, ya estoy metido en ese nosequé...


Pues bien, ese nosequé resultó ser algo bastante grande. Una ventana con unas vistas espectaculares que a veces había imaginado, pero nunca había visto… Ese nosequé resultó llamarse Asomos, y tanto yo como los demás compañeros y compañeras que accedieron a apuntarse al nosequé, poco a poco empezamos a descubrir que esos asomos no solo nos iban a acercar a la ventana, también nos la iban a abrir… y mejor aún, nos iban a dejar pasar a disfrutar de lo que poco antes era una imagen lejana e incluso imaginaria, para bastantes soñada...


Y así, conociendo a nueva gente y escuchando cosas interesantes fue como empezó todo, de una forma bastante normal... o no?