
A diez días de volar y ya completamente centrados en el tema, es buen momento para empezar a recordar el camino que nos ha traído hasta aquí (y que por supuesto, nos llevará hasta allí).
Como hace mi compañera Ana, buscaré los momentos que de alguna forma hayan marcado este trayecto, o simplemente me limitaré a dar mi punto de vista de los que ella comenta, eso si, sin la destreza para la redacción y la magnifica mirada personal-periodística que tiene ella.
Empezaré por un martes normal, en el que daba una clase normal, en el mismo sitio de todos los martes normales, todo normal, hasta el normal descanso que trajo a varias mujeres (también normales) a contarnos “algo”, el hecho de ser el descanso entre hora y hora les hizo no llegar a entrar del todo en clase sino quedarse casi en la puerta hablando con varias compañeras de clase y el mismo hecho hizo que yo las sorteara para salir a tomar el aire… algo normal en mi.
Al volver a entrar empecé a escuchar, pero me enteré de bastante poco. Escuché que varias compañeras se iban a apuntar a ese nosequé, me dieron un bonito papel amarillo y me empecé a enterar… Ya en casa, por email pregunto dudas, me responde una tal Mónica, le envío mis datos y, sin darme cuenta, ya estoy metido en ese nosequé...
Pues bien, ese nosequé resultó ser algo bastante grande. Una ventana con unas vistas espectaculares que a veces había imaginado, pero nunca había visto… Ese nosequé resultó llamarse Asomos, y tanto yo como los demás compañeros y compañeras que accedieron a apuntarse al nosequé, poco a poco empezamos a descubrir que esos asomos no solo nos iban a acercar a la ventana, también nos la iban a abrir… y mejor aún, nos iban a dejar pasar a disfrutar de lo que poco antes era una imagen lejana e incluso imaginaria, para bastantes soñada...
Y así, conociendo a nueva gente y escuchando cosas interesantes fue como empezó todo, de una forma bastante normal... o no?
No hay comentarios:
Publicar un comentario