Hace calor y el calor no me gusta. Pero ya son dos semanas las que llevo en Neiva y siento que llegué ayer… eso significa que estoy soportando el calor, o al menos no está siendo un factor que haga que los días me parezcan eternos, basta con hacer algo que lo quite de mi mente.
Dos semanas en las que he vivido de todo y me atrevería a decir que a excepción de las picaduras de “zancudo”, todo ha sido bueno… o muy bueno. Probablemente éstas sean mis palabras más repetidas desde que llegué, cada vez que me preguntan qué me pareció el almuerzo, cómo estuvo el día, etc. Ya que empecé con mis palabras, sigo con autocrítica y es que hay otra de mis frases típicas que ya se hizo célebre, es el “me da igual”… y me tengo que defender diciendo que sinceramente, me da igual, si me dicen que vamos a pasear, paseemos, si me dicen de tomar, tomemos, al baloncesto (o basquetbol), basquetboleemos, a almorzar, almorcemos, si me dicen de ir a la piscina… bueno, este tema mejor no lo toco… porque aunque “me dé igual”, no sé si algún día conseguiré ir.
Y los días vuelan, entre preparaciones y talleres, entre el no parar de semana de trabajo, para fin de semana de descanso ajetreado. Hay días marcado como especiales, pero todos tienen algo especial.
Tengo que mencionar las mañanas, sobre todo las formas de despertarme, hay cuatro opciones: La primera es Olímpica Stéreo con la voz de mi hermano adoptivo (bueno, el adoptado soy yo) con su humor mañanero (opción agradable). La segunda es la alarma del “celular” (no es muy agradable, pero si se queda a una hora y no se quiere llegar con puntualidad colombiana, hay que hacerlo). La tercera es el incansable e incesante vallenato sonando en todo el barrio desde la radio de alguna casa (agradable a medias, cuando quiero dormir, no). Y por último y más desagradable... Rey, mi querido compañero (casi de habitación porque le gusta dormir bajo mi cama), que nos “alegra” muchas mañanas con sus ladridos descontrolados contra todo lo que se mueve en la calle… que se le va a hacer, es un perro y a él también “le da igual” despertarnos.
Para dejar de rascarme, hablaré ahora de repelente… traje dos opciones complementarias, para repeler los mosquitos y repeler el sol (o más bien protegerme de él). Pues bien, a día de hoy estoy coloreado por zonas (destacan brazos, cara y cuello rojos) y mis piernas parecen un mapa en relieve de la superficie de Marte (pero con pelos). ¿Qué es lo que pasa? No, esto no me da igual… lo que pasa es que soy un “tío” (palabra más utilizada para imitar a un español) olvidadizo… si, está bien utilizar el repelente al volver a casa, hasta huele bien, el problema es que los mosquitos ya se quedaron con mi sangre y dejaron su huella. Así que, mi consejo es, repelente y protección solar antes de salir, para eso están… Aunque también tengo que aclarar una cosa, en la bolsa en la que se quedan los botes de repelente y protector, nadie se ha quemado, ni ha sido picado… el bote de champú y el cepillo de dientes están perfectamente cuidados.
Al final, con tanta historia, parece que los niños (tanto los de la Minga del Sol, como los de la radio escolar) son lo de menos, pero no es así. Por ellos y gracias a ellos estoy aquí, viviendo todo lo que vivo día a día. Son los importantes en todo esto, la salsa sin la que esta comida dejaría de ser lo mismo. Y lo mejor de todo, el placer de verles disfrutar con cada cosa que haces con ellos.
Dos semanas en las que he vivido de todo y me atrevería a decir que a excepción de las picaduras de “zancudo”, todo ha sido bueno… o muy bueno. Probablemente éstas sean mis palabras más repetidas desde que llegué, cada vez que me preguntan qué me pareció el almuerzo, cómo estuvo el día, etc. Ya que empecé con mis palabras, sigo con autocrítica y es que hay otra de mis frases típicas que ya se hizo célebre, es el “me da igual”… y me tengo que defender diciendo que sinceramente, me da igual, si me dicen que vamos a pasear, paseemos, si me dicen de tomar, tomemos, al baloncesto (o basquetbol), basquetboleemos, a almorzar, almorcemos, si me dicen de ir a la piscina… bueno, este tema mejor no lo toco… porque aunque “me dé igual”, no sé si algún día conseguiré ir.
Y los días vuelan, entre preparaciones y talleres, entre el no parar de semana de trabajo, para fin de semana de descanso ajetreado. Hay días marcado como especiales, pero todos tienen algo especial.
Tengo que mencionar las mañanas, sobre todo las formas de despertarme, hay cuatro opciones: La primera es Olímpica Stéreo con la voz de mi hermano adoptivo (bueno, el adoptado soy yo) con su humor mañanero (opción agradable). La segunda es la alarma del “celular” (no es muy agradable, pero si se queda a una hora y no se quiere llegar con puntualidad colombiana, hay que hacerlo). La tercera es el incansable e incesante vallenato sonando en todo el barrio desde la radio de alguna casa (agradable a medias, cuando quiero dormir, no). Y por último y más desagradable... Rey, mi querido compañero (casi de habitación porque le gusta dormir bajo mi cama), que nos “alegra” muchas mañanas con sus ladridos descontrolados contra todo lo que se mueve en la calle… que se le va a hacer, es un perro y a él también “le da igual” despertarnos.
Para dejar de rascarme, hablaré ahora de repelente… traje dos opciones complementarias, para repeler los mosquitos y repeler el sol (o más bien protegerme de él). Pues bien, a día de hoy estoy coloreado por zonas (destacan brazos, cara y cuello rojos) y mis piernas parecen un mapa en relieve de la superficie de Marte (pero con pelos). ¿Qué es lo que pasa? No, esto no me da igual… lo que pasa es que soy un “tío” (palabra más utilizada para imitar a un español) olvidadizo… si, está bien utilizar el repelente al volver a casa, hasta huele bien, el problema es que los mosquitos ya se quedaron con mi sangre y dejaron su huella. Así que, mi consejo es, repelente y protección solar antes de salir, para eso están… Aunque también tengo que aclarar una cosa, en la bolsa en la que se quedan los botes de repelente y protector, nadie se ha quemado, ni ha sido picado… el bote de champú y el cepillo de dientes están perfectamente cuidados.
Al final, con tanta historia, parece que los niños (tanto los de la Minga del Sol, como los de la radio escolar) son lo de menos, pero no es así. Por ellos y gracias a ellos estoy aquí, viviendo todo lo que vivo día a día. Son los importantes en todo esto, la salsa sin la que esta comida dejaría de ser lo mismo. Y lo mejor de todo, el placer de verles disfrutar con cada cosa que haces con ellos.
Imanov!! Soy nerea, me encanto el blog y me encanta saber q te sientes como en casa, ay la rika colombia ya no la podras olvidar jamas! Ya veo q andas de aqui para alla imagino q cada dia es como una sorpresa y que no paras, eso sta genial! y la de aventuras q te quedan... Disfruta mucho y no te dejes aspirar por los zancudos! A la espera de tu proxima entrada en el blog un beso enorme! Os esperams para q nos conteis las mil y una historias. Besos para ti para nyria y toda la family, incluyo perro y demas fauna del lugar! Si necesitas algo para los talleres no dudes en avisar!
ResponderEliminarImanol, del calor de Neiva déjate abrazar, para los zancudos te recomiendo el embrión de pato, dicen que es buenísimo¡¡ de la piscina mejor no hablemos (hay cosas que mejor no se planean)...en fin aún quedan varios días para seguir gozando con los "me da igual" y hacer de los buenos, muy buenos, por lo demás gracias por compartir nuestras locuras y disfrutar cada día con el sabor de colombia¡¡¡
ResponderEliminarJajajajajaja!!!!!! Que buen artículo!!!!!!. Eres bueno escribiendo!!!! Que descirpción tan divertida que haces de tus aventuras con nosotros. Creo que entre los factores para que te olvides del calor estámos nosotros, ¿¿no?? O no se que otra cosa será.
ResponderEliminarFelicidades!!!!