
Antes de todo esto, el día de partida de Neiva empezaba bien temprano, sobre las 5 de la mañana, últimos preparativos de equipaje y camino al aeropuerto… adiós con mucha tristeza a este magnífico lugar, adiós a la gente que me hizo pasar un mes inolvidable, sobre todo a esos niños y niñas… adiós… o mejor dejémoslo en un hasta pronto... El avión, como el que me llevó hasta allí hacía algo más de un mes, pequeñito, como un autobús con alas. Por qué digo esto, porque en Bogotá llegó EL AVIÓN, nunca me había alegrado tanto un trasbordo y nunca me había dado tanta pena (pena de tristeza, no de vergüenza) que el viaje durara tan poco, ya podía ser parecido el que nos lleve de vuelta a casa… Bueno y como esto no es un anuncio de la compañía, dejo de alabar a Avianca y llego a Cartagena.

Un poco raro eso de tener calor, volar, aterrizar, tener frío, volar, aterrizar y casi morir en el intento al bajar del avión (el bueno) en esa sauna que llaman Cartagena… así es Colombia… un país de contrastes (y lo digo sintiendo los pies congelados por el frío de Bogotá). Quien haya estado alguna vez en una sauna sabrá de lo que hablo cuando digo que allí el aire quemaba, así que intenté hacer los mínimos movimientos, desplazándome en cámara lenta conseguí llegar… Allá estaba Nyria, pasando frío mientras me esperaba.
Llegamos a su casa y con el inglés de los compañeros de vuelo todavía en la cabeza, me viene un “Oh! My god…” que no llega a salir en forma de palabras pero que seguramente mi cara expresó… ventana grande, hamaca y en frente (a 4 carriles y unas rocas de distancia para ser exactos) el majestuoso Caribe… (el mismo de las palmeritas y las aguas cristalinas, aunque no lo parezca). Lo siguiente fue hacer fotos, bueno no, lo siguiente fue cerrar la boca y recoger las babas, después hacer fotos…

Lo anterior en la semana había sido casi una despedida constante, cerrando las cosas empezadas o al menos acordando la forma de cerrarlas con el compañero y amigo Fredy y la compañera y amiga María Ilse. Recordando lo hecho y lo “por hacer” en alguna próxima visita, esperemos no muy lejana. Perdónenme el desorden, sí, acabo de volver a Neiva, se les echa de menos…
Llegué a Ovejas (después de Neiva y Cartagena, ordenemos) tenía ganas de ir, sobre todo de alejarme un poco de ese horroroso sonido de las olas, esa fastidiosa brisa de mar, esos horribles atardeceres en el horizonte y ese ambiente aburrido que me acompañaron en mi fin de semana en Cartagena, los chorros de sudor al final eran lo de menos. Conocí a su gente, conocí la emisora San Francisco Stereo y disfruté de su ambiente en este corto tiempo que pasé… entrevisté a toda persona relacionada con la emisora que pude y me encariñé sobre todo con dos personas que fueron como mamá y papá, por eso tengo que agradecerles las dos buenas semanas que me hicieron pasar Sixta y Antonio (y también todos los demás).

De vuelta a Cartagena (y más tarde a Bogotá) empiezo a ser consciente de que esto se acaba, que me hubiera gustado hacer muchas cosas más y hasta me empieza a parecer que he hecho poco, me siento un poco irresponsable… y me da pena (pena de vergüenza, no de tristeza) no cumplir… (déjenme otro mes y lo arreglo). Me entristece tener que marchar, pero al mismo tiempo me alegra pensar que pronto volveré a ver a mi familia, ésa que hasta esta ocasión no se había separado de mí más de una semana… Al mismo tiempo se apoderan de mí las ganas de regresar y sé que lo haré, encontraré la forma de estar aquí de nuevo lo antes posible (hablando con mi madre se lo decía y su cara era un poema…). Empieza a sonar a despedida y lo es… de los dos mesazos que veía hace un tiempo ya queda menos de una semana… ¿solo? Mejor pensar que todavía queda dos días y medio por disfrutar de este país.
P.D: Pido perdón a todas esas personas que esperaban seguir en contacto conmigo y se han podido ver decepcionadas, abandonadas, olvidadas… demasiado tiempo sin una llamada, un mensaje o un correo, no es fácil estando todo el tiempo en movimiento y en muchos momentos sin acceso a internet. No ha sido fácil ni siquiera contactar con mi familia (saludos para los y las que ya estarán de vuelta de las vacaciones en sus respectivos trabajos), así que mírenlo por el lado positivo, les he tratado igual que a mi familia… Sepan que estoy bien y que cuando tenga tiempo volveremos a estar en contacto, no me olvido de nadie… y si me olvido, que me lo recuerde…. ¡Abrazos!
P.D.2: Saludos a los seguidores y seguidoras de este blog, no serán muchos y muchas pero si importantes y además han ido aumentando a lo largo de estos meses (espero que no emigren al de Ana ahora que lo actualizó… es broma), gracias por leer tal cantidad de tonterías que no creía que podían tener el menor interés… gracias por la atención, por la espera y por las peticiones de nuevas entradas, bajo presión rindo mejor.
P.D.3: Aunque no sea una carta, esto de hacer posdatas siempre queda elegante... no puedo cerrar la entrada sin felicitar a doña Lina por su estreno… creo que una de las claves de esa decisión fue el momento en que le pedí ayuda para lavar mi ropa, cambió su modo de pensar y decidió no lavar más a mano. Jhovany, házselo llegar… y también un abrazo enorme.
Esta entrada fue escrita entre Cartagena, Ovejas y vuelta a Cartagena, pensada desde Neiva y revisada en Bogotá. De sur a norte acabando en centro; de interior a costa y vuelta a interior; de calor a más calor y terminada en frío. Una locura de entrada que no terminaba de entrar…